14 de julio de 2010

LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD

Por Ismael Calderón Larach *

Hemos conducido un proceso de cabildos inter-barriales en Santiago, donde las personas han expresado sus problemas, en que han manifestado sus consultas y preguntas.




En el último tiempo, los concejales hemos sido espectadores y protagonistas de la llamada crisis financiera de los municipios chilenos. Al parecer, esta crisis es la punta del iceberg que deja entrever un mar de fondo en el cual se entremezclan no sólo los temas financieros o económicos que tienen los municipios en Chile. Aparte de la importancia que poseen las finanzas municipales, existe una multiplicidad de aspectos que requiere de un profundo análisis político-institucional.
Junto con el mar de fondo que muestran las urgencias económicas de muchos municipios pobres del país, la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) ha dejado vislumbrar que el sistema municipal requiere una importante reforma. Un buen punto de partida para idearnos escenarios futuros en un singular e importante espacio como el municipio en Chile. En el mundo de los ’90, explotó la llamada “globalización”, fenómeno mundial que coincidió con la llegada de la democracia en nuestro país. En ese mismo tiempo se puso de moda el eslogan ecológico-ambiental “pensar global y actuar local”, que cada vez cobra mayor importancia en un país tan dependiente del mundo exterior como el nuestro. Entonces, nos deberíamos hacer la siguiente pregunta: ¿cuánto nos permite la institucionalidad municipal chilena pensar global y actuar localmente?

Cuando yo me hago la pregunta, la asocio de inmediato con las funciones que hoy están ejerciendo los municipios en Chile y con cuáles serían los aspectos que necesariamente debemos repensar y reformular, para llegar a tener municipios modernos, flexibles y capaces de enfrentar tanto las urgencias como las emergencias futuras en un país tan globalizado como éste.
Desde el gobierno pasado se ha venido sondeando la necesidad de elaborar una nueva institucionalidad municipal, que permita mejorar aspectos administrativos, de gestión, económicos y de las atribuciones que disponen tanto el alcalde como los concejales en Chile. Creo que ha llegado el momento de iniciar e impulsar esa reforma, que cada vez se ve como más necesaria en una institución tan fundamental como el municipio chileno.

Nuestras ciudades son lugares donde las personas se asocian como ciudadanos para mejorar su calidad de vida. De esta forma, la política local nos da una oportunidad para mejorar la gestión administrativa de un lugar que es aquel que mejor conocemos, pero para que esto ocurra en Chile debemos profundizar la participación de los vecinos en la toma de decisiones, sobre todo de los temas importantes, como los aspectos económicos, ambientales, de salud o asociados a la educación.

En el último tiempo, y debido a los problemas acarreados por el terremoto de febrero, diversas municipalidades han utilizado el expediente de los cabildos comunales. Estas instancias de participación ciudadana han resultado eficaces no sólo llegado el momento de enfrentar situaciones límite o complejas, como las dificultades de las comunas en las regiones más afectadas.

Hoy por hoy hemos llevado adelante un proceso de cabildos inter-barriales en la comuna de Santiago, donde las personas han expresado de buena forma sus problemas, en que han manifestado sus consultas y preguntas, a través de las cuales los concejales podemos enterarnos de los problemas ciudadanos más en terreno y en contacto con las personas.

La participación ciudadana es un tema a resolver en una pronta reforma de la Ley 18.695 que rige la institución municipal. En la actualidad, tan sólo las comunas más pudientes, como Vitacura y Las Condes, han realizado plebiscitos vinculantes. Es necesario acercar esta vía de solución de controversias municipales, haciendo más expedita la actual legislación al respecto. Es muy probable que en un corto tiempo nos encontremos con muchos temas en los cuales sea necesaria una participación más activa de los ciudadanos en nuestras comunas.

Por otro lado, respecto de los concejales y sus atribuciones se hace necesario también el fortalecimiento de su rol fiscalizador, tanto individual como colectivo. Al mismo tiempo que sus labores sean aumentadas, su dedicación debería considerarse como exclusiva para el buen desempeño de las mismas. Para encontrar buenas experiencias al respecto, basta sólo que vayamos más allá de nuestras fronteras para encontrar ejemplos adecuados sobre cómo se realiza la fiscalización municipal.

Por último, debemos entender que la política local es un acercamiento a la solución de los problemas de los ciudadanos y, además, es por excelencia el espacio de diálogo con las autoridades tanto regionales como nacionales. Por tanto, se hace necesario fortalecer el nexo entre política nacional y política local, así como ensamblar la visión local con una visión de nuestro futuro común como país. Si pensamos en estos temas seriamente, de este modo estaríamos aprovechando transformar la actual crisis municipal en una oportunidad para realizar el giro hacia la verdadera descentralización política y la desconcentración económica que requiere Chile.

* Concejal de Santiago